Historia y significado

El fisting no es una invención moderna, sino una forma de expresión de la sexualidad queer con profundas raíces históricas. Puede que su visibilidad solo haya aumentado en la segunda mitad del siglo XX, pero los temas asociados a él —poder corporal, límites, rendición, autoempoderamiento— siempre han formado parte de la experiencia queer.

Origen en el cuero y subcultura

La historia moderna del fisting comienza en la década de 1970 en la comunidad gay de cuero de San Francisco. En clubes como las Catacumbas, un espacio legendario para la libertad sexual y la exploración física, prácticas como el fisting no solo eran toleradas, sino celebradas. Allí se reunían hombres que veían sus cuerpos no como objetos de conformación, sino como espacios de verdad. El fisting no era solo una práctica, sino un ritual: acompañado de respeto, acuerdo y cuidado mutuo.

Rebelión física en un mundo medicalizado

El fisting también era una forma de resistencia. En una época en la que la sexualidad queer era médicamente patologizada, legalmente perseguida y socialmente estigmatizada, la exposición radical del cuerpo era un acto político. La apertura —tanto física como simbólica— se convirtió en una señal de autoempoderamiento: Puedes devaluarme, pero yo recupero mi cuerpo. Yo determino el significado del placer.

Los años 80 y la epidemia del silencio

Con el inicio de la crisis del SIDA, todo cambió. El fisting se clasificó repentinamente como una conducta de alto riesgo, a menudo equiparada con pánico y condena moral. Pero en lugar de desaparecer, se desarrolló un enfoque más sofisticado dentro de la comunidad: se desarrollaron técnicas de sexo seguro, se compartieron conocimientos médicos y se establecieron normas de higiene, algunas de las cuales siguen vigentes.

Activistas queer como los grupos ACT UP y GMHC (Crisis de Salud de Hombres Gay) abogaron no solo por la atención médica, sino también por la educación sobre todas las prácticas sexuales, no solo las socialmente aceptables. Esto era nuevo. Y era necesario.

De la sombra a la luz: de los años 90 a la actualidad

En la década de 1990, comenzó una lenta transformación. La escena queer se hizo más visible y el fisting perdió su estatus puramente subcultural. Surgieron talleres y las obras artísticas incorporaron la práctica, por ejemplo, en la fotografía de Robert Mapplethorpe o la literatura de Dennis Cooper. Y, por último, pero no menos importante, se hicieron los primeros intentos de establecer una festividad queer que reafirmara el cuerpo: el Día Internacional del Fisting.

El 5 de Mayo no tiene fecha de fundación, fundación ni organismo oficial. Como muchos movimientos queer, surgió de la propia comunidad. De la necesidad de visibilidad. De reconocimiento. De un día dedicado a una práctica que es mucho más que un acto sexual.

¿Por qué es importante este día?

Hoy, el 5 de mayo significa:

  • la desestigmatización del deseo queer

  • la reivindicación política de autodeterminación física

  • Un recordatorio para todos aquellos que perdieron sus cuerpos por falta de conocimiento y aceptación.

  • La celebración de una práctica que redefine la cercanía, el control y la devoción.

El fisting es radical, pero no porque sea "extremo". Más bien, porque crea espacios que no están previstos por las normas. Espacios donde la intimidad es posible sin palabras. Donde la receptividad es una fortaleza. Donde puedes decidir hasta dónde llegar.

El Día Internacional del Fisting no es solo una provocación, sino un homenaje a la valentía que requiere pertenecer a uno mismo. Al conocimiento que sana. Y a una comunidad que dice: Estás bien, tal como eres.